De nuevo Treviño se sitúa con su orquesta en un mirador que cuelga del último Romanticismo, para pintar un paisaje denso y de gran profundidad emocional y filosófica, con un lema para toda la temporada: 'Contraste y conjuro'
La 'parte del león' de «Die ersten menschen» recae sobre Eva y fue un acierto indiscutible contratar a Annette Dasch, una espléndida actriz y cantante que domina técnicamente el rol y lo disfruta en manifiesta complicidad con la régie de Bieito, lo que le permite desarrollar una interpretación modélica.
Treviño tiende a trabajar Mahler con mucha potencia de sonido.Fiel a su estilo, propuso una 'Tercera' apasionada, impactante, con unas dinámicas intensas, rebosante de fuerza y, en el último movimiento, asertiva y emocionante (y algo ensordecedora)
La Octava soporta desde su origen la marca de su potencial enormidad.Emil Guttman la sobrenombró “de los mil” en su estreno mundial (a pesar de Mahler).Con ocasión de este estreno, el cartel anunciador especificaba el número de componentes de los dos grandes coros mixtos (400 + 400) y del coro infantil (150), aunque evitó el uso de la expresión “de los mil” (que sí ha empleado Quincena).
Al interés que despierta la presencia de Bieito en el Arriaga se une que sea Euskadiko Orkestra la formación musical colaboradora con el Arriaga y sobre todo que por fin veremos a Treviño dirigiendo ópera en Euskadi: "Die ersten Menschen" de Rudi Stephan con la régie creada por Bieito en 2021 para la Dutch National Opera.
'Mare marginis' de Lazkano es una creación madura y pletórica, que nos arrastra a las analogías y a las metáforas, hundidos como tenemos los pies, no pocas veces, en un lodo programático.Pero, ¿es que debemos entender 'Mare marginis'?
La casa discográfica Ondine firma esta grabación que incluye el primer registro mundial de la orquestación de Pierre Boulez en la obra ‘Frontispice’, así como una grabación completa de la partitura de ballet ‘Ma mère l'Oye’.
La revista de música clásica ha destacado a la orquesta vasca en su número de enero, otorgando un reconocimiento que ninguna otra formación española había recibido hasta ahora.
Tanto faltaba el aire como nos colmaba el oxígeno, y diría que sólo era un organismo el que respiraba en la sala al unísono, de forma acompasada.Una Décima soberbia, en suma, clavada en una hora, orgánica, con un Treviño apasionante y una orquesta que se expresaba con confianza y gran calidad.